Por encima de Alemania, Francia, Gran Bretaña y Dinamarca, España es el reino del sexo on line, en el que los internautas se inician desde muy tempranas edades, aportando beneficios milmillonarios a un sector que es de los pocos que se salvan en plena crisis. La privacidad y la facilidad de acceso lo permiten. Pero, cuidado: hay trucos sucios en este negocio.
Pulsión básica por excelencia, el sexo es el rey de Internet en España. Este nicho de mercado es uno de los pocos que nadan en la abundancia en medio del naufragio generalizado de las empresas puntocom. En cuanto a audiencia, los contenidos eróticos solamente son superados por las áreas de www (portales y buscadores), comunicación (mail, chat, listas) y sociedad (actualidad y empleo).
Y este fenómeno es especialmente intenso en España. Lo aseveran los dos últimos estudios publicados: en enero, el de la consultora NetValue, sobre un análisis de audiencia realizado en noviembre de 2000; en junio, el de la Fundación Retevisión, basado en los datos de la primera.
El trabajo de NetValue –su medición de audiencias es similar a la utilizada para televisión: se instala en las casas un software que mide quién, cuánto y dónde se conecta– afirma que los europeos más asiduos a los sitios de sexo son los españoles. Durante la medición, el 38,8 por ciento de los internautas del país vio desde su casa páginas para adultos.
Estos sites que tanto gustan en España suelen incluir cientos de fotografías ordenadas por categorías, vídeos, intercambios, contactos, juegos eróticos participativos, chats o relatos eróticos y, claro, la webcam para ver la vida íntima de una mujer. La pionera fue la joven neoyorquina Jennifer Ringley, quien, en 1997, instaló varias cámaras que permitían ver sus relaciones sexuales. Hoy su web es una de las más vistas del mundo, con dos millones de visitantes diarios a 50 dólares por trimestre. En España, la webcam más conocida es la de Juani, quien hasta hace pocos meses usaba el dominio www.campsa.com.
La Janes Guide –una especie de Guía Michelín del sexo, que puntúa las mejores páginas eróticas atendiendo tanto a sus contenidos como a la ética de sus propietarios–, en su apartado dedicado a España, califica tres webs entre las de más calidad: Darryl Superscort, de Madrid; Erotic Sex Guide, de Marbella; y Swingerclub, de Mallorca; y destaca otras, como Marbella Party, A&M Azafatas y Modelos de Luxe y las páginas personales –pero muy profesionales– de Claudia, de Barcelona, y Suzi y Roland, de Mallorca.
Chatear es uno de los modos favoritos de tener sexo on line en España, desde donde son muy frecuentados los salones (en algunos sitios ya con voz) en directo, gratis o pagando. En realidad, mantener una relación sexual en estos salones es el primer escalón para adentrarse en el cibersexo. El intercambio aquí es constante y lleno de electricidad sexual en cada palabra. La mayoría de los usuarios busca simplemente masturbarse en compañía, aunque algunos llegan más lejos e intercambian fotos y teléfonos o proponen citas en el mundo real.
Sherry Turkle, especialista del MIT en el estudio de comunidades virtuales, explica que el éxito de estos diálogos procaces reside en que “puedes ser quien quieras; te puedes redefinir por completo si lo deseas; puedes ser del sexo opuesto, lo que sea. No te miran el cuerpo ni suponen cosas sobre ti; lo único que ven son tus palabras. Y siempre están ahí. Veinticuatro horas al día puedes darte una vuelta y encontrarte con alguien interesante”.
Páginas millonarias
No hay en el mercado cifras exactas sobre el dinero que mueve el sexo en Internet. Los usuarios no confiesan esas preferencias en las encuestas y las empresas del sector se guardan los datos. Las grandes consultoras se ven en la imposibilidad de dar números fiables. Así lo explican en PricewaterhouseCoopers y en Arthur Andersen: la opacidad del sector les impide de momento hacer estimaciones fiables. En la Asociación Española de Comercio Electrónico tampoco disponen de cálculos sobre cuánto de los 34.000 millones de pesetas que, estiman, movió Internet en España en 2000 se debió al sexo. Román Gubern apunta en El eros electrónico (Taurus, 2000) que el 68 por ciento del comercio electrónico tiene que ver con la pornografía.
De ser cierta su estimación, el sexo de la red en España movería unos 23.000 millones. La pornografía legal mueve más de diez billones de pesetas al año en todo el mundo. Según la agencia Forrester Research, la cifra de negocio de la pornografía en Internet alcanza los 273.000 millones de pesetas en todo el planeta. El año pasado la revista Forbes estimó la cifra en entre 473.000 y 709.000 millones de pesetas.
La dificultad de contar el dinero que mueve el sexo en la red reside, en primer lugar, en la imposibilidad de censar las páginas pornográficas o eróticas, un abanico, según los expertos, demasiado abierto: varios millones. En los buscadores, cada vez más desbordados y sometidos a criterios comerciales –los links pagados de porno se multiplican–, la palabra “sex” devuelve entre 22 millones (Google) y 28 millones (Altavista) de referencias. El sitio especializado Adult 10.000 añade a su base de datos unas 200 páginas nuevas cada día de esta temática.
No es de extrañar, por tanto, que las grandes multinacionales tengan presencia en los negocios del erotismo, que coticen en las bolsas de valores tecnológicos y que entren en los juegos de compras y fusiones. Por ejemplo, Vivid Video ha adquirido este año la muy verde Spice Hot Network por 4.550 millones de pesetas, que después fue comprada por Playboy por 18.200 millones.
El ejemplo Private
La última noticia del sector la ha protagonizado Private Media, con sede en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), que no sólo cotiza en bolsa, sino que pretende llegar a un millón de visitas mensuales en sus sitios web. Para ello ha alcanzado un acuerdo con el buscador Altavista, uno de los más importantes. El pasado 6 de agosto, Private firmó también un convenio con el segundo portal de referencia en España, Ya.com, propiedad de T-Online, para hacer un canal de adultos en la red. Private ha dado acceso a su ingente archivo de fotos y vídeos a Ya.com, que también distribuirá este site en Portugal. Álvaro Ibáñez, director de Ya.com, señalaba en la presentación de este acuerdo que “es un hecho que los contenidos para adultos son los que más interesan en la red”.
Esta temática es la apuesta que había hecho T-Online un mes antes como plan de choque para generar ingresos. Objetivo: cubrir en 2004 el 30 por ciento del total de ingresos de la compañía con el sexo en línea.
No es el único: gran parte de los portales generalistas en España han tenido que recurrir a la ayuda de Eros para hacer cuadrar las cuentas. Responsables de algunos sites reconocen que la publicidad erótica es de la poca que pueden conseguir hoy día, aparte de la de casinos. Además, la libertad que aparentemente rodea a Internet permite lanzarse a estas aventuras sin hallar prácticamente rechazo social.
Private se afianza en su papel de liderazgo. Sus cotizaciones en la bolsa hace meses que no bajan y su presidente, Berth Milton, tiene los ojos puestos ahora en la bolsa alemana. Dentro de poco, dice este sueco de 43 años, “tendremos dinero para comprar cualquier cosa en este sector”, que ya no es poco decir. La multinacional espera para este año beneficios de 2.184 millones de pesetas. Private tiene en Internet más de 35 sitios web, cuatro publicaciones, un catálogo con 400 películas, tiendas on line, acuerdos de todo tipo con portales y medios de comunicación, una marca de ropa, y acceso a sites por suscripción de unos 45 dólares, en banda ancha. Desde las páginas de Private es posible seguir espectáculos en vivo del club Bagdad de Barcelona, por ejemplo, un clásico del sexo en la red desde 1997. Entre los socios de Private figuran bancos como Barclays y el Deutsche Bank.
Todo a la venta
Cada empresa busca el mejor sistema de hacer negocio, utilizando cada vez más el comercio electrónico como fórmula de obtener beneficios. Desde luego, uno de los lugares más impresionantes en este sentido es www.babeland.com, que posee un catálogo descomunal de productos antes más propios de los sex-shop. En la categoría de vibradores (eléctricos o de pilas, estos últimos con la correspondiente publicidad de las Energizer) hay 82 productos. Las denominaciones son tan sugerentes como Pleasure Kit for 2 (“¡pack todo-en-uno”), Aqua Allstar, Insatiable G, los iVibe (que hacen juego con los iMac de Apple), Gunslinger (con forma de pistola) o el Chili Pepper. Quizá el más innovador sea el Remote Egg, que cuesta 15.470 pesetas. Es un vibrador de forma ovalada con una pequeña antena. Una vez que la mujer se lo ha colocado, su pareja puede activarlo con un mando a hasta 100 metros de distancia en los momentos más insospechados.
Pero en Internet no sólo se venden objetos. La mencionada Claudia, de Barcelona, ofrece sus servicios a través de la red. En el site www.claudia4you.com da la tarifa. “Si este precio es asequible para ti (74.000 pesetas por una hora, 223.000 por toda la noche y 465.000 por un fin de semana) y estás dispuesto a reservar una cita conmigo, entonces mis honorarios se pagan solamente en efectivo dentro de los primeros diez minutos de nuestra cita. Es sólo para que podamos pasar nuestro tiempo gozando juntos sin parar y sin machacar las finanzas”, dice en su página. Los gigolos también hacen negocio en la red. El portugués Eis Maik, de 26 años, 1,70 metros de altura y “18 centímetros en estado de gracia”, ofrece con éxito sus servicios en el site www.macho-latino.com. Por si fuese poco, ha comprado un vehículo en el que ha pintado la dirección del site con el eslogan “Recomendado para senhoras” y “assistencia ao domicílio”. Gracias a la red, Eis hace unos 20 servicios al mes.
El profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (Universidad de Navarra) José Luis Nueno ha estudiado qué sectores conseguirán el éxito económico en la red. Según señala en su libro ¿Por qué comercia tan poco el comercio electrónico? (Idelco, 2000), uno de los favoritos es el de los “productos intensivos en ego que son adquiridos y consumidos más cómodamente de manera íntima, al resguardo del escrutinio de otros, como es el caso de la pornografía, lencería, medicación para cubrir problemas relacionados con el estilo de vida-sexualidad… (…) el contenido para adultos es el rey en la red, y probablemente en todas partes, no sólo en nuestro país”.
Pero de momento hay una gran porción de amateurismo en este negocio, miles de páginas personales con fotos de dudosa calidad. Pero muchas no son inocentes: el net-erótico es uno de los pocos sectores donde funciona realmente bien el intercambio de publicidad. Estas webs están desbordadas de banners que hacen pasar al navegante de un site de mujeres asiáticas a otro de sexo anal casi sin darse cuenta. Cada cliente nuevo implica ingresos para el site de origen. Nadie pierde.
Trucos sucios
Para afianzar el éxito, se buscan todo tipo de trucos, muchos más bien sucios, como el de páginas que se abren sin ser solicitadas –la multiplicación de este sistema hace que últimamente cerrar todas la nuevas ventanas sea una odisea–, sitios programados para pantalla completa en el escritorio, la imposibilidad de ver la URL o dirección en la que está el usuario, borrado del historial o la imposibilidad de volver atrás en el navegador.
Un sistema más rápidamente difundido es el de renunciar a los pagos con tarjeta de crédito. Las empresas han comprobado que muchos usuarios no tienen tarjeta o no se fían de darle su número a alguien que vende sexo. ¿La solución? La conexión con una línea 906 que añade a la cuenta del teléfono del usuario el pago por ver los contenidos sexuales. El problema del sistema es la facilidad de acceso que da a los menores o a personas que no son propietarias de la línea. Igualmente genera problemas en las empresas, sobre todo teniendo en cuenta que las páginas de sexo son las favoritas de los empleados que miran Internet desde el trabajo. Según una encuesta de Elron Software, el 68 por ciento de los lugares visitados por éstos fuera de sus obligaciones profesionales son de sexo explícito. La consultora Nielsen Netratings comparaba en un estudio las entradas a las páginas porno desde el hogar y desde el trabajo: www.adultfriendfinder.com, por ejemplo, recibe 668.000 desde las casas y más de 80 millones desde oficinas; www.freesexaction.com 621.000 y más de dos millones.
La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos ha cerrado recientemente dos páginas que se anunciaban como gratuitas y que aseguraban no requerir tarjeta de crédito. Pero el sistema convertía automáticamente la conexión en una llamada internacional. Cuando el usuario le daba al botón de aceptar era desconectado de su proveedor y enviado a una llamada vía Madagascar. A ver cómo explica uno, en casa o en el trabajo, que ha estado llamando a Madagascar.